Fenómeno El Niño: ¿qué aprendió el Perú sobre las tragedias anteriores, cuál es el rol del Estado y qué no se debe repetir?

José Canziani, especialista en urbanismo y desarrollo territorial sostenible de la Escuela de Posgrado PUCP

La ocurrencia del Fenómeno El Niño en el Perú se ha manifestado, por lo menos, desde hace 40 mil años; por lo que podría ser calificado como uno de los sucesos más antiguos en la historia de nuestro país. Civilizaciones preincaicas como los Moche, los Nazca o incluso los Lima ya presenciaban las características de este evento climatológico, sin saber de sus consecuencias. En la actualidad, no es casualidad que este suceso de la naturaleza sea calificado como desastre para la humanidad.

Parece que las cifras terminan por respaldar esta teoría: En 2017, la ocurrencia de este fenómeno dejó como resultado que más de 111 mil personas quedaran afectadas. A esto se suma que fallecieron 84. Más de 10 mil viviendas colapsaron, más de 134 mil resultaron afectadas y más de 12 mil inhabitables. Por si fuera poco, 2.188 kilómetros de carretera fueron completamente destruidos y se colapsaron 194 puentes.

Cenepred reveló que más de 1 millón de ciudadanos tienen una alta probabilidad de enfrentar riesgos “muy significativos” por inundaciones, huaicos, deslizamientos y avalanchas. (Composición: Infobae Perú)

Antes del desastre que sacudió gran parte del centro y norte del Perú; entre 1997 y 1998 este evento climático provocó la muerte de 366 personas y dejó 1.053 heridos. La mayor parte de infraestructuras afectadas se las llevaron los centros educativos y centros de salud: 2.873 y 580, respectivamente.

Si bien no podemos evitar que la naturaleza haga su trabajo, existen medidas que permiten mitigar y prevenir tragedias de años anteriores; teniendo en cuenta la próxima llegada de El Niño Costero, que se prolongaría hasta marzo del 2024. Para ello, Infobae Perú conversó con el arquitecto José Canziani, especialista en urbanismo y desarrollo territorial sostenible de la Escuela de Posgrado PUCP.

Entrevista a José Canziani, especialista en urbanismo y desarrollo territorial sostenible de la Escuela de Posgrado PUCP

En palabras del Dr. Canziani, no existen desastres naturales, porque la naturaleza se mantiene desde hace miles de años, generando estas dinámicas, estos eventos. Por eso, señaló que antes de construir una casa, un edificio u ocupar un espacio en la tierra, los peruanos ignoramos las características de ese lugar y se empieza a edificar sobre un territorio con memoria, con una historia que nos antecede.

“En el caso de Piura, que fue tradicionalmente un humedal y una laguna, la historia te dice que ese es un lugar que tiene una depresión y que, por ende, se inunda. [Ese territorio] se ha urbanizado, y no solamente por la población informal, también se han hecho construcciones formales. […] Se generan infraestructuras que agravan la reducción del cauce de los ríos que históricamente estuvieron allí”, explicó el especialista.

Según destacó, las poblaciones rurales del Bajo Piura ya están acostumbradas a estos fenómenos recurrentes y cuando llegaba El Niño se iban a las partes altas y se colocaban a buen recaudo. Sin embargo, sus tierras terminaban afectadas, sus casas (muchas veces hechas de quincha o madera) resultaban destruidas por el desborde del río o las lluvias. Pasado el evento climatológico, volvían al mismo lugar, trataban de recuperar lo posible y se repetía el ciclo.

La Comisión Multisectorial Enfen confirmó que se espera que El Niño costero (región Niño 1+2) continúe por lo menos hasta inicios de otoño de 2024. (Composición: Infobae Perú)

“Creo que todos somos de alguna forma responsables. No solamente el Estado, porque es fácil señalar, pero si nosotros como ciudadanos no respetamos las normas y hacemos lo que nos parece, pues ahí generamos el problema, ¿no?”, aclaró el investigador de la PUCP.

Ya sea por desconocimiento, por falta de oportunidades o por la indolencia del Estado, muchas familias vieron como una oportunidad llegar a territorios deshabitados para empezar a invadirlos y “colonizarlos”. Esto provocó que distritos como San Juan de Lurigancho o Villa el Salvador (en Lima) resurgieran como ciudades repletas de migrantes.

Sin embargo, la llegada de más personas propició que las laderas de los cerros o las riberas de los ríos fueran invadidas sin prever las consecuencias; ya que, una vez ahí, resultó difícil para los gobiernos locales y regionales retirarlos o reubicarlos. ¿Qué hace el Estado para evitar que las familias lleguen hasta estas zonas? Según el Dr. Canziani, existe una falta del ejercicio de la autoridad y ciudadanía.

José Canziani, especialista en urbanismo y desarrollo territorial sostenible de la Escuela de Posgrado PUCP

“Tenemos que buscar salidas con una sociedad mucho más equitativa, que asigne posibilidades de acceder a una vivienda mínima digna, como un derecho social. […] Los sectores empresariales, inmobiliarios o pudientes, también recurren a la informalidad. Es decir, están ocupando zonas y generando planificaciones, condominios, urbanizaciones, en lugares que son de riesgo, pero lo hacen, entre comillas, a través de un proyecto formal”, alertó.

“Siempre le estamos sacando la vuelta a la norma, estamos violando la ley, llegando al extremo. […] Este problema atraviesa toda nuestra sociedad. No es una cuestión de pobladores pobres que recurren a la informalidad. Eso está, pero también está el otro aspecto, las grandes empresas, las inmobiliarias, que comienzan a ocupar el espacio de una manera absolutamente inadecuada”, agregó el Dr. Canziani.

El especialista en urbanismo de la Escuela de Posgrado PUCP alentó a la población de todo el país a organizarse con los colectivos de las comunidades, implementar mapas colectivos por barrios y tener cuestiones de prevención; porque no solo está la afectación por inundaciones y destrucción, sino también por la acumulación de aguas, que podría producir enfermedades.

“Porque ahí empieza la tifoidea, el cólera, el dengue, y a veces genera más daño. No solamente ver qué pasa cuando viene El Niño, sino las secuelas que trae luego. […] Cuando sucedió lo de Yaku, los hospitales no estaban preparados para enfrentar esa emergencia. Entonces, cuando llegó la masa de gente enferma, los hospitales estaban colapsando y la gente se moría por falta de atención”, explicó.

José Canziani, especialista en urbanismo y desarrollo territorial sostenible de la Escuela de Posgrado PUCP

Para el Dr. Canziani, el proyecto de reconstrucción tras los estragos que provocó El Niño en 2017 tuvo errores fuertes, ya que, la idea de reubicación de las familias afectadas a barrios de Piura, terminó por cambiar el estilo de vida de las personas, quitándole todo lo que tenían para colocarlos en módulos, sin una vida digna.

“Hubo errores fuertes… Mover a la población como si fueran refugiados y desplazarlos a un barrio marginal de Piura, alejándolos de su lugar donde viven, donde tienen sus animales, donde tienen sus chacras. […] Todo eso lo descompones y conviertes a una familia con una letra y un número. Dejan de tener identidad, esos vínculos entre comunidades y le das una suerte de caseta prefabricada”, explicó el arquitecto.

Sin embargo, le pareció un buen avance la propuesta del gobierno de reubicar a más de 120 familias de Piura que viven en gran peligro, frente a la llegada del Fenómeno El Niño.

“Creo que hay un avance en eso. O sea, si te tengo que movilizar, por lo menos tú decides a dónde te conviene ir, ¿no? Ya veré yo con el bono que me has dado qué es lo que compro o alquilo y resuelvo el tema de mi vivienda, pero va a estar dentro de mi lógica, no la que el Estado supone que yo tengo”, remarcó el Dr. Canziani.

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